1er. Septenio
Primer Septenio (0-7 años)
En esta etapa, el niño experimenta el mundo y aprenden principalmente a través de la actividad física y los efectos de los estímulos físicos. Así, el objetivo de la educación Waldorf en la primera infancia es nutrirlo a través de espacios físicos que conduzcan el aprendizaje, mediante la exploración y el juego.
En este septenio, el niño aprende por imitación; todo lo que está a su alrededor lo absorbe y lo integra sin un filtro racional o consciente. Por este motivo, resulta imperioso propiciarle un entorno que le ofrezca adecuados ritmos y actividades con sentido real, respetando y valorando su infancia, para que a través de la imitación se estructure todo su ser.
Nuestra Forma de Trabajo
Nosotros, los seres humanos, no somos simplemente producto del azar, venimos de muy lejos y grandes dioses nos han creado. Y tenemos mucho, mucho tiempo por delante para seguir desarrollándonos como seres humanos. Cada nueva generación de niños trae consigo nuevos dones a la tierra para seguir ayudándola y también trae ciertas cargas que tendrá que resolver en la vida que tiene por delante.
¿Qué es lo que lleva al niño a jugar, qué energías se despliegan allí, por qué dejamos de jugar? JUGAR viene del latín IOCARI que significa hacer algo con alegría. La palabra juego está relacionada con la alegría. Cuando un niño juega está alegre, está vivo, en el juego hay alegría. ¿Qué es lo que lleva al niño a jugar? Es esa energía creadora. Por supuesto, el juego también posee un elemento volitivo (voluntad) que es el hacer.
Cuando el niño juega está imitando el trabajo de los adultos, las actividades. Un niño nunca va a jugar a ser un filólogo, ni un filósofo. Un niño juega a ser carpintero o un panadero, pero no un filólogo. ¿Por qué? Porque el niño necesita entrar a la actividad real, creadora del oficio, el niño lo capta con sus sentidos, lo lleva y lo introduce en si y en su vida a través del juego. Y es a través del juego como el niño aprende a estar en el mundo, no en el objetivo de la actividad en si, que eso sería un aspecto más intelectual del juego.
El niño aprende todo lo que el mundo le ofrece si nosotros, como padres y educadores, le damos espacio y los materiales para que puedan jugar.
Según la edad los juegos son diferentes: de 0 a 3 juegan a moverse, a descubrir, a todo lo que se mueve, las ruedas, los carritos que van arrastrando, cierran las puertas, luego las abren, lo investigan. Hacia los 3 o 4 años aparece la fantasía creadora y empieza a transformarse la realidad del niño. Tiene la capacidad de transformar cualquier cosa en lo que quiera en ese momento y en seguida cambian, y este vaso puede ser piscina, y luego puede ser otra cosa.
Y hacia los 5 ó 6 años empiezan a despuntar la imaginación, y ahí hay un cambio porque el niño se imagina lo que quiere y necesita que el material que tiene sea lo más parecido a lo que ya está imaginando. Es como el despertar de lo que luego va a ser todo el proceso intelectual del pensamiento.
Muchas veces encontramos niños que no entran en el juego simbólico, no utilizan las cosas para llevarlas a una actividad creadora, creativa o de fantasía, sino que simplemente corren de un lado al otro de la clase, se pelean, y como adultos a veces les vemos y decimos: ay, está jugando. No, ese niño no puede jugar. Cuando los niños están muy influenciados por las imágenes de televisión, que cenan con televisión, no pueden jugar.
Es muy impactante verlos porque sus miembros repiten los movimientos de la televisión, de una forma muy estereotipada. No puede liberarse de esos movimientos, con lo cual no puede liberar su espacio para poder desarrollar la fantasia. Aún cuando la mayoría de las terapias que se hacen con niños son a través del juego y los terapeutas recurren a él para diagnosticar al niño y sanarle, vale decir que el juego lleva en si un elemento sanador para el niño.
En los jardines de infancia Waldorf tenemos ese tiempo, y lo más importante es que el niño juegue. Tenemos que poner a su disposición espacios grandes donde puedan jugar, y también material y elementos. El niño necesita coger los materiales y transformarlos. Si están ya transformados, el niño no puede hacer nada con ese material. Se llenará de otro tipo de actividad nerviosa, pero si le damos materiales que pueda manipular y transformar podrá encauzar toda esa energía creadora de una manera sana.
En cuanto a las actividades artísticas también surge otra gran pregunta: ¿por qué el elemento artístico actúa particularmente sobre la voluntad? ¿Por qué en nuestra pedagogía la educación artística es un eje central?
Rudolf Steiner dice que, por un lado el arte requiere de práctica, por lo tanto repetición (en la práctica y en la repetición vive el elemento volitivo), y por otro, porque todo logro artístico nos causa alegría una y otra vez.
El niño no vive el resultado de su arte, de sus obras artísticas, sino el proceso. Y en el proceso vive la alegría. El momento de la actividad artística está muy relacionado con el juego, porque es un espacio de libertad. El niño juega en libertad en el sentido de que no tiene ninguna fuerza de razonamiento que le lleve hacia un determinado juego. Juega en su propia libertad. Y en el arte también hay esa libertad: cogemos los materiales y con los materiales creamos desde nuestra propia fuerza.
Pero el arte nos comunica sobre todo con nuestra parte más humana, más espiritual, las actividades artísticas deben convertirse en regalos celestes que por su intermedio nos enseñen a descubrir al hombre superior que en nosotros late. En el preescolar las actividades artísticas que realizamos son: euritmia, música, dibujo, acuarela, modelado, movimiento y poesía.
Todas estas actividades desarrollan la fantasía y las habilidades manuales.
Los cuentos describen en imágenes una y otra vez los secretos de la existencia del ser humano. El niño a través del cuento se siente relacionado directamente con problemas que él está viviendo, con situaciones de miedo, con situaciones de conflicto, con situaciones de alegria, y a través del cuento y a través de la imagen del cuento, el niño percibe también cómo salir de esas situaciones, o cómo solidarizarse con el personaje de ese cuento que está pasando por un momento muy parecido al que él está viviendo.
Hay que contar cuentos a los niños, una y otra vez, muchos cuentos. No somos partidarios de que se cambie el final de los cuentos porque son imágenes de la vida real, con las que el niño aprende. Por supuesto que no todos los cuentos son para todos los niños. Hay cuentos para determinadas edades.
Los cuentos que se cuentan a los niños entre 0 y 7 años son cuentos muy repetitivos, donde el final siempre es feliz, porque la felicidad de los cuentos da seguridad al niño, seguridad de la existencia. Y también tiene sus verdades, el bien siempre gana al mal, y eso también al niño le da seguridad. Si cambiamos los finales, introducimos algo de mentira.
Repetimos los cuentos durante muchos días porque son imágenes muy amplias, muy ricas, muy bellas, y queremos alimentar al niño, un día y otro día con estas imágenes tan bonitas.
Esta idea es de gran importancia en la educación del niño. Como los niños no pueden darse a sí mismos un ritmo, pues dependen del mundo exterior, es de gran importancia que los adultos les ayudemos conscientemente a conseguir un ritmo sano. Cuanto más rítmicamente pueda vivir un niño, más sanamente se desarrollará. Además es a través de la repetición que los niños adquieren seguridad interior y confianza en el mundo. Se debe cuidar el ritmo vital en la secuencia de actividades, durante el transcurso del día, de la semana, del mes y del año.
Los Ritmos
Esta idea es de gran importancia en la educación del niño. Como los niños no pueden darse a sí mismos un ritmo, pues dependen del mundo exterior, es de gran importancia que los adultos les ayudemos conscientemente a conseguir un ritmo sano. Cuanto más rítmicamente pueda vivir un niño, más sanamente se desarrollará. Además es a través de la repetición que los niños adquieren seguridad interior y confianza en el mundo. Se debe cuidar el ritmo vital en la secuencia de actividades, durante el transcurso del día, de la semana, del mes y del año.
Bajo nuestro enfoque pedagógico todo acontecimiento cósmico se vive y se celebra como una fiesta. Nuestra bondadosa posición geográfica matiza significativamente la expresión física de las estaciones anuales, sin embargo vive en el sentir de cada ser humano la manifestación anímica que ellas traen consigo.
El ritmo mensual está marcado por cada una de las épocas que se viven en el preescolar. Tienen una duración aproximada de cuatro semanas en las cuales las actividades propuestas tienen relación directa con el tema y sentido de la época.
- Época de Adaptación.
- Época de Siembra.
- Época de Pascua.
- Época de Pentecostés.
- Época de San Juan.
- Época de Readaptación.
- Época de la Naturaleza.
- Época de Micael.
- Época de los Oficios.
- Época de Adviento – Navidad.
Las actividades artísticas marcan nuestro ritmo semanal, por ello hay una para cada día de la semana.
- Modelado: Con base en la forma, el niño consigue transformar y manipular el material, creando sus propias obras de acuerdo a su etapa evolutiva. Para esta actividad hacemos uso de materiales como la cera de abejas, harina de pan, plastilina.
- Dibujo con Crayolas: El niño se expresa libremente. A través del dibujo, la maestra puede descubrir el grado de madurez psíquica alcanzada por el niño, además se pueden observar otros elementos de las vivencias en su medio ambiente.
- Los Trabajos Manuales: Ayudan a desarrollar la motricidad fina, la destreza manual y a adquirir un buen manejo de los materiales, transformándolos en una obra artesanal. Elaboración de trabajos sencillos con elementos naturales, semillas, lana de oveja y otros.
- La Pintura: El niño va a tener vivencias con el color, el cual tiene a su vez un efecto sensorio que actúa interiormente en la parte anímica. Vivencia del color amarillo, vivencia del color azul y el encuentro que genera los verdes, con su respectivo cuento.
- Las Actividades Hogareñas: Se recuerdan y se viven las actividades del hogar, tan importantes para el desarrollo y la sobrevivencia humana.
- La Música y el Movimiento hacen parte de este ritmo semanal, por ello, los niños reciben cada martes una clase de movimiento. De igual forma, los jueves tienen clase de iniciación musical.
- Las actividades artísticas: dibujo, modelado, pintura, trabajos manuales y las actividades hogareñas; estarán orientadas desde la temática de cada época, actualmente la de la siembra.
Dimensiones del desarrollo: Corporal, cognitiva, afectiva, comunicativa, ética, estética, actitudinal y valorativa, se trabajan durante el ritmo escolar.
Este ritmo se plantea de acuerdo al grado escolar al que pertenece cada niño según su momento evolutivo y su proceso de desarrollo individual.
Las siguientes son las actividades diarias que se realizan en Pachamama, variando los horarios de acuerdo a los grupos:
- Saludo Individual.
- Juego libre interior.
- Saludo grupal y ronda de la época.
- Actividad artística.
- Lavado de manos, verso de gratitud y Media mañana o media tarde.
- Juego libre exterior.
- Clase de música, o clase de movimiento.
- Juego digital de la época.
- Cuento de la época.
- Verso de despedida.
Pedagogía
Uno de los pilares centrales de la Pedagogía Waldorf consiste en el estudio y comprensión del desarrollo de la biografía del ser humano. Nuestra pedagogía reconoce diversas etapas en la vida de una persona, que se van dando en ciclos de siete años, lo que denominamos los “Septenios”. Durante cada septenio, el ser humano presenta y desarrolla determinadas características, en donde van apareciendo necesidades y capacidades. En nuestra pedagogía es fundamental acompañar y respetar los tres primeros septenios, de modo que los niños y jóvenes puedan crecer y formarse desde ellos mismos.
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